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Un bono de capitalización agraria para enfrentar la crisis

La agricultura peruana enfrenta una de las peores crisis de las últimas décadas. Luego de tres años de impactos negativos del COVID, del aumento de precio de fertilizantes y de los fenómenos climáticos, nuestra agricultura ahora enfrenta la cada vez más probable ocurrencia de un Niño Global de graves consecuencias a inicios del 2024.  Ya en la campaña actual (agosto 2023-julio 2024) se están sintiendo efectos por la falta de lluvias en la sierra, y lo que se vendría en los próximos meses indica que las condiciones climáticas adversas se extenderían a casi todo el territorio nacional.  La crisis agraria también se ve agravada por el contexto recesivo de la economía peruana que este año prácticamente no estaría creciendo, con lo que la demanda de alimentos seguirá estancada en un contexto de alta inflación alimentaria. Todo esto en un panorama general de abandono estructural de nuestra agricultura familiar por parte del modelo económico neoliberal en las últimas décadas.

La agricultura familiar, definida como agricultores con menos de 10 hectáreas estandarizadas, representa a unos dos millones de agricultores en el Perú, y produce el 56% de los alimentos que consumimos diariamente.  Esta es la agricultura que permitió afrontar la alimentación de todos los peruanos en los momentos más difíciles del COVID-19, y la que ha venido sosteniendo la oferta de alimentos esenciales en la dieta de los peruanos como arroz, papa, maíz, leche, granos andinos y diversas frutas (como el limón) y hortalizas.  Es esta la agricultura que más se ha empobrecido y descapitalizado en los últimos tres años, sin que las medidas aplicadas por los sucesivos gobiernos hayan servido de mucho para apoyarla.

Uno de los mayores problemas de las medidas que hemos visto ha sido su poca oportunidad y limitado impacto en los agricultores.  El único bono asignado al sector durante la pandemia (bono rural) tuvo severos problemas de cobertura, y llegó bastante tarde.  Los bonos para enfrentar la crisis de fertilizantes han ido mejorando algo en cobertura, pero se han orientado de manera inadecuada (son manejados como un bono social y no productivo).  Las medidas para enfrentar problemas climáticos no han tenido mejor suerte, con declaratorias de emergencia tardías y desvinculadas de recursos presupuestales. Finalmente, el paquete de medidas llamado “Con Punche Agro” lanzado en marzo de este año por el actual gobierno ha tenido poco efecto porque los recursos se canalizan como gasto de agencias del MIDAGRI como AGRORURAL, SENASA y SERFOR, con limitada capacidad para llegar a los pequeños productores y productoras.  Solamente el componente de núcleos ejecutores a través de las Juntas de Riego podría tener mayor llegada, aunque con sesgos hacia las áreas bajo riego en el país que representan solamente un 40% del área agraria nacional.

Lo que se necesita en esta difícil y compleja coyuntura es una medida que llegue de manera rápida, directa e integral a los dos millones de agricultores familiares en el país.  Dadas las limitaciones del gasto a través de agencias del estado, lo más recomendable en este momento es implementar a la brevedad un bono de capitalización agraria orientado a todos los agricultores y agricultoras registrados actualmente en el Padrón del Productor Agrario (PPA).  El PPA es un instrumento que, aunque limitado, antes no tenía el MIDAGRI (ver https://ppa.midagri.gob.pe/index.php/que-es-el-ppa). Este puede usarse ahora para enfrentar la crisis de manera decidida y ya habrá tiempo para mejorarlo cuando se realice el V Censo Agropecuario (ojalá se haga en 2024).  

Actualmente el PPA tiene un aproximado de 1.9 millones de agricultores registrados, de los cuales aproximadamente la mitad son mujeres.  Esta es una cifra significativa y suficiente para lanzar un bono masivo de impacto inmediato en el sector.  El bono debe ser de un monto igual y sin distinciones por agricultor(a) empadronado, digamos de 1,000 soles, con lo que el costo de la medida asciende a 1,900 millones de soles.  Cabe recordar que para el FAE Agro (otra medida fallida del año 2020) se asignaron 2,000 millones de soles de los cuales sólo se usaron 200 millones.  Entonces, se puede utilizar los recursos restantes para financiar plenamente este bono, que sería de carácter compensatorio (por el deterioro de ingresos de los últimos tres años de crisis), y también productivo (ayudar a muchos agricultores a enfrentar los gastos de esta campaña y revertir en algo su descapitalización), promoviendo que muchos se animen a sembrar un poco más en un contexto climático desfavorable.

Un bono de capitalización agraria es una medida crucial para decirle de manera concreta a nuestros agricultores y agricultoras que en nuestra sociedad apreciamos su trabajo y su capacidad de alimentarnos incluso en las condiciones más adversas.  Es también útil para reactivar las economías locales y regionales, con un mayor gasto en insumos agropecuarios y mano de obra, y es también una crucial ayuda para evitar que se deteriore más la alimentación de millones de familias tanto en el propio sector agrario como en las ciudades.