La gota que faltaba
En Washington, días atrás, el subsecretario de estado para América Latina, Brian Nichols, pidió elecciones anticipadas en el Perú. Se dirigió por igual al Ejecutivo y Congreso argumentando que la democracia peruana era frágil y requería renovación. En otras palabras, EEUU notificó que la dupla Boluarte-Congreso no debería quedarse hasta el 2026. ¿Cómo habrá recibido el gobierno peruano está declaración? Dada la tradición de sometimiento, seguramente ha producido un remezón y Torre Tagle debe estar en problemas, porque es obvio que EEUU pesa mucho en el rumbo del gobierno peruano actual.
No siempre ha sido así y hemos tenido épocas de mucho mayor autonomía. Pero, no es el caso del Perú de hoy. Por el contrario, la naturaleza del gobierno Boluarte-Congreso hace que la postura de EEUU sea decisiva. El gobierno peruano carece de apoyo interno y es muy débil para rechazar “sugerencias” de este calibre. Dentro del país su aislamiento es impresionante. Las encuestas evidencian que la aceptación de Boluarte-Congreso es mínima y en el caso del sur cercana a cero. Las manifestaciones se renuevan y el ambiente de intranquilidad social está generando una nueva crisis económica. El malestar se extiende y hasta López Aliaga le pone plazos. Así las cosas, el gobierno solo encuentra apoyo en el fujimorismo y en las fuerzas del orden, que le han entregado un bastón de mando.
Pero, en el continente americano está en conflicto con muchos países importantes a la vez y es difícil navegar en absoluta soledad. Casi nadie la apoya dentro y casi todos la desprecian fuera. Arrecian los insultos de otros presidentes, en algunos casos completamente fuera de tono, pero evidencian la orfandad fundamental del gobierno peruano actual: no inspira el mínimo de respeto. La causa de este descrédito es la pérdida de legitimidad de ejercicio. No hay duda sobre su legalidad de origen, pero en el uso del poder, la dupla Boluarte-Congreso, se ha ganado a pulso su orfandad. No se asesina manifestantes con impunidad, por el contrario, hay responsabilidad política, y por lo pronto, el costo es el crédito externo en cero. Si al rechazo en Latinoamérica se suma que EEUU ha pedido explícitamente su partida, pues parece que pronto tendremos elecciones anticipadas.