Arequipa: Crisis económica y matríz productiva
Los últimos datos confirman que Arequipa se encuentra, al igual que el país, en una situación de crisis económica. En el primer semestre del presente año la actividad productiva ha decrecido en -1.1% en relación al primer semestre del año 2022.
Para el segundo trimestre (abril-mayo-junio) de este año, el PBI arequipeño apenas creció 0.4%; pero los sectores agropecuarios, pesca, manufactura, construcción y telecomunicaciones e información tuvieron crecimientos negativos.
Cuadro 1:
ACTIVIDAD PRODUCTIVA AREQUIPA – 2023 II TRIMESTRE
Las cifras nos permiten constatar que el crecimiento del sector minero no arrastra a la producción manufacturera, ya que mientras la primera crece en 6.7% la segunda decrece en 13%.
Esta fotografía de la situación económica arequipeña algunos la explican, como algo que obedece solo a razones coyunturales. Para nosotros, muy por el contrario, tiene mucho que ver con el modelo de acumulación o matriz productiva, que en Arequipa se ha venido desarrollado desde hace algunas décadas atrás.
Comprender el pasado para entender el presente y mirar el futuro
La configuración económica del sur peruano viene marcada, desde la colonia, por la minería, en sus inicios la de Potosí, donde la ciudad de Arequipa cumplió el rol de centro administrativo y comercial y sus valles proveyeron de aguardiente, azúcar y productos de pan llevar para quienes se ocupaban de la actividad minera. Durante la república si bien decrece la minería, no se rompe el ciclo exportador, sólo aparecerán otros productos, entre los que destacará la producción lanera.
A finales de la década de 1940 y hasta la década de los años 1970 se desarrolló un “esfuerzo” industrializador, que tuvo cuatro espacios/ejes de acumulación: el minero, el urbano – industrial, el agro costero y el agro campesino.
El minero tipo enclave, prácticamente sin articulaciones en la región, y que se vincula directamente con Lima y el exterior. El urbano industrial, basado en la existencia del parque industrial, con industrias diversas, pero sólo tres se articulan con la producción local (leche, cerveza y textil). Un agro costeño y de irrigaciones, que ofrece fundamentalmente productos de pan-llevar y materias primas para parte de la industria; estos dos últimos asociados a mercados urbanos crecientes a nivel regional y nacional. Finalmente, la producción campesina y de subsistencia, débilmente articulada al mercado. En este período encontramos que una parte importante de la actividad productiva tiene una lógica de inserción en el mercado interno, a lo que abonaron los grandes proyectos de la época que, además de Cerro Verde, comprendían Cemento Yura, el Parque Industrial y Majes con un diseño de parcelas de cinco hectáreas.
La estructura productiva actual. Extractivismo sin desarrollo
En medio de la crisis de la deuda y la hiperinflación, entramos a la década de 1990, con una presencia cada vez mayor de la actividad minera en la economía arequipeña, lo industrial prácticamente desaparece, sólo queda el circuito textil y cobran importancia el turismo, los servicios hacia la minería y en el agro, de la costa y de las zonas andinas, se va imponiendo la opción hacia la exportación, se busca nichos de mercado para nuevos productos (paprika, orégano, espárragos, etc.) y se reduce la producción de pan llevar. Las expectativas se enfocan principalmente en producir para el exterior, quedando la atención de los mercados locales en manos de pequeños productores formales e informales nacionales o locales y de la importación china.
En los debates sobre el desarrollo de Arequipa se enfatiza la idea de corredores económicos teniendo como ejes prioritarios: minería, energía, agricultura y turismo, identificando como potencialidades el gaseoducto sur andino y la carretera interoceánica, que nos posicionaría en la dinámica económica del centro/oeste de América del Sur, para ellos se deberá potenciar los puertos Ilo y Matarani y construir el puerto de Corío, así como el proyecto petroquímico en Matarani y la identificación de proyectos mineros metálicos y no metálicos. La manufactura, ya no es opción.
Si vemos la estructura productiva para el 2021, dos tercios del Valor Agregado Bruto de la región lo componen la extracción de petróleo, gas y minerales (30.9%) y las actividades de Comercio y Servicios (37%). (Ver cuadro2).
Es decir, un tercio de la producción está en la actividad extractiva dirigida, como sabemos, principalmente a la exportación con bajos niveles de articulación con las economías locales y escaso impacto en el empleo directo.
Otro tercio del producto regional lo aporta la actividad de comercio y servicios que, en contraste y complementariamente a la minería, es donde se encuentra el mayor arraigo local, así como las mayores tasas de empleo y de informalidad, que, como se sabe, son actividades de muy baja productividad. Así pues, mientras este sector absorbe la presión por el empleo, su aporte a la generación de valor es muy reducido.
Las siguientes actividades relevantes por su aporte al Valor Agregado Bruto en la región son la Manufactura con 11.8%, la construcción con 8.5%; la agricultura, ganadería, caza y silvicultura con 5.9% y las telecomunicaciones y servicios de información con 4.7%. Como vemos su participación es considerablemente menor, lo cual es una característica de la vulnerabilidad del modelo, en clave de desarrollo territorial y de bienestar para la población.
Estas actividades tienen el potencial de contribuir a empleos formales con derechos sociales y a formar mercados internos, a mejorar las condiciones de seguridad alimentaria y de articularse al mercado internacional, en ambos casos con productos más complejos con mayores niveles tecnológicos y, por lo tanto, con mayor valor.
Gloria, que fue un caso de articulación de la economía regional, basa su rentabilidad en pagar el litro de leche a los productores por debajo del costo de producción, ha mudado su centro de producción a Cañete, sus proveedores ya no solo son de la región sur y su mercado ya no solo es nacional sino también internacional.
Cuadro 2:
AREQUIPA: VALOR AGREGADO, SEGÚN ACTIVIDADES ECONÓMICAS
CRECIMIENTO PORCENTUAL 2007 -2021
Si observamos la evolución de las actividades (Cuadro 2), constatamos cómo en el periodo que va del año 2007 al 2021, el modelo extractivista se refuerza, en contraste con los sectores que generan más valor agregado y empleo. Mientras que el sector comercio y servicios mantiene su peso.
Crecen extracción de petróleo, gas y minerales 4.2%, construcción 3.8 % y telecomunicaciones y servicios 2.5%, que como dijimos son actividades de soporte importante para los demás sectores. En contrario decrecen las actividades con mayor impacto en la producción de valor agregado, empleo de calidad y seguridad alimentaria, como son, la manufactura que se reduce -7.2 % entre el 2007 y el 2021, la pesca -0.9%. Así como el agro y la ganadería -1.7% (ver cuadro 2).
En los últimos años la minería artesanal, informal e ilegal en el departamento de Arequipa, ha adquirido un peso importante por la magnitud en la extracción de oro, de los ingresos que genera y el empleo que crea, además de la problemática social, ambiental y de conflicto que conlleva. A pesar de la importancia que tiene esta actividad solo existen datos estimados acerca de sus alcances. A nivel nacional iniciaron el proceso de formalización 87,280 y en Arequipa, 16,760 . Se calcula que Arequipa tendría más de 60 mil mineros informales.
El Modelo: fuente de vulnerabilidad
La revisión del censo de población 2017, nos muestra evidencias en el mismo sentido de lo anteriormente señalado, la ocupación principal declarada por el 40.16% de las personas es el rubro comercio, servicio y ocupaciones elementales y sólo el 24.20% indica ser trabajador calificado de industria y construcción (Ver Cuadro 3).
Cuadro 3:
OCUPACIÓN PRINCIPAL EN LA SEMANA ANTERIOR AL CENSO
Profesionales y empleados: Ocupaciones militares y policiales, Miembros del Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial y personal directivo de la administración pública y privada, Profesionales científicos e intelectuales, Profesionales técnicos, jefes y empleados administrativos
Trabajadores de comercio, servicios y ocupaciones elementales: Trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados, Ocupaciones elementales.
Trabajadores calificados de industria, construcción: Trabajadores de la construcción, edificación, productos artesanales, electricidad y las telecomunicaciones, Operadores de maquinaria industrial, ensambladores y conductores de transporte
Así pues, en el período 2007 – 2021 mientras que el valor bruto agregado de la extracción de petróleo gas y minerales, en la región, crece 105% en valores constantes, la PEA ocupada crece apenas 14% y la PEA ocupada afiliada a un sistema de pensiones lo hace 8.5%.
Si, por otro lado, la rentabilidad minera se basa en el precio de los metales en los mercados internacionales, las facilidades tributarias otorgadas por el Estado, los bajos salarios y las condiciones de precariedad de los trabajadores, tenemos que la minería constituye un elemento estructural de la vulnerabilidad de la economía y no favorece la industrialización ni la diversificación productiva.
Además, el crecimiento de la actividad minera, no se condice ni de lejos con el crecimiento de la población económicamente activa y menos aún de la que tiene protección social. La situación se completa si vemos que la tasa de informalidad se ha reducido en apenas 4.3 %, es decir, que además de absorber poca fuerza de trabajo y no favorecer la diversificación productiva, condena a gran parte de la población al desempleo, subempleo y la precariedad social y económica propia de la informalidad y de los sectores de comercio y servicios en donde trabajará la gran mayoría (Ver Gráfico 1).
GRAFICO 1
Pensando en el futuro cercano
Por lo dicho, una primera medida de carácter urgente, pero con repercusiones en el mediano y largo plazo, es poner a discusión el modelo económico basado en el extractivismo.
Ciertamente las medidas para enfrentar la actual crisis económica deben tener un carácter nacional. Entre ellas debemos mencionar: la necesidad de incrementar la inversión pública, implementar una reforma tributaria que tenga como marco, “que tributen más, quienes más ganan” y combata a la evasión tributaria, introducir impuestos a las sobre ganancias mineras, apoyo financiero y tecnológico a la agricultura campesina y familiar, aumento del salario mínimo vital y de las pensiones, entre las más importantes.
Para Arequipa es necesario implementar propuestas que se direccionen a paliar la situación actual de crisis económica, pero, al mismo tiempo, permitan dar los pasos iniciales en el cambio de la matriz productiva de nuestra región. Aquí algunas de ellas:
Activar la inversión del gobierno regional y de los gobiernos locales en proyectos y obras con perspectiva de articulación territorial, diversificación productiva y empleo de calidad.
Identificar y fomentar el circuito de producción para la seguridad alimentaria en la macro región sur previendo el cambio climático.
Identificar toda la producción agropecuaria que puede ser industrializada localmente, por ejemplo, la producción de quesos, mantequillas y similares; piscos, vinos y aguardientes; mermeladas y conservas de frutas; cereales y carnes andinas; alimentos para crianza de aves, pescados y ganado.
Creación, apoyo y financiamiento de empresas que se dediquen a la producción para el mercado interno y para la exportación de productos agropecuarios industrializados.
Orientar el proyecto Majes Siguas II, al cultivo, en primer lugar, de productos que contribuyan a la seguridad alimentaria. En segundo lugar, a la exportación de productos industrializados. Toda la producción debe tomar en cuenta los riesgos del cambio climático.
Dinamizar mediante el apoyo financiero y tecnológico las industrias locales o regionales basadas en el procesamiento de materia prima local como la textil, cueros y lácteos y aquellas con alto potencial de generar empleo.
Realizar un proyecto de inversión regional para un sistema de información que elabore la cartografía de la pequeña minería artesanal, formal o informal; identifique las características organizativas, sociales, económicas y tecnológicas, así como los circuitos de comercialización.
Ello debe permitir el diseño de modelos tecnológicos de producción respetuosos con el medio ambiente, que ofrezcan seguridad a los involucrados y una forma de organización que contribuya al respeto de los derechos laborales y al entorno donde se desarrolla la actividad minera. Establecer circuitos de comercialización legales, seguros y con mayores ventajas a los productores. También, generar posibilidades para agregar un mayor valor al mineral extraído.
Realizar un proyecto de industrialización de residuos sólidos orgánicos e inorgánicos de la región, articulando y formalizando los circuitos de acopio y, cuyo producto sea utilizado en la agricultura y la manufactura.
Financiar investigaciones que sustenten el marco tecnológico que agregue valor en la producción agropecuaria y manufacturera, así como la organización de los circuitos de comercialización local (mercados y mercadillos) y regional (intermediarios de la producción agrícola).
Apoyo económico directo a los agricultores, ganaderos y alpaqueros y a las poblaciones urbanas en situación de pobreza, para que puedan enfrentar las consecuencias de la sequía y de la crisis económica.
Desarrollar proyectos de infraestructura de conservación y afianzamiento de cuencas en todo el territorio de la región.