A propósito de las modificaciones a la Ley de Forestal y Fauna 

Colonialidad del Poder anti amazónico y Autogobiernos indígenas 

La colonialidad del poder nacional, dominado por mafias, acelera la ofensiva anti amazónica y su “conquista colonial”. Es un aluvión: ley anti forestal 31973 pro tala ilegal, palma aceitera, monocultivos, carreteras; multiplicación de concesiones mineras por Ingemet; impunidad de la violenta minería aurífera ilegal; eternidad del registro de mineros “informales” (Redinfo); colonias menonitas intocables y expansión del narcotráfico. Si el Estado reitera su racismo de asumir una Amazonía “vacía” y “conquistable para hacerla rentable”, entonces la mejor defensa es la respuesta indígena con su control y autogobierno territorial, sobre lo cual haremos una aproximación.

Aprendizajes y agradecimiento

Las reflexiones que siguen están inspiradas en procesos y actores, a quienes debemos reconocimiento y agradecimiento. Dentro de la Amazonía, a la trayectoria de lucha de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), al impulso autonómico de la Coordinadora Regional de Pueblos Indígenas de Datem y Alto Amazonas (CORPI), a los autogobiernos de las naciones Wampis (Andrés y Shapiom Noningo, Wrayz Pérez) y Awajún (Gil Inoach, Evaristo Nugkuag), a la resistencia Asháninka (Alejandro Calderón ⴕ) entre tantos otros. 

Así como a la autonomía Aymara (Bonifacio Cruz ⴕ), Andina (Hugo Blanco ⴕ) y Urbana (CUAVES y Apolinario Rojas ⴕ). Y en paralelo, a la innovación teórica para superar el eurocentrismo en lo “jurídico-político” y la trascendencia de la autodeterminación de los pueblos y la descolonialidad de todo tipo de poder y saber, por “Perico” García Hierro (ⴕ) y Aníbal Quijano Obregón (ⴕ)

Autogobiernos, como presente y horizonte

Las autonomías o autogobiernos territoriales de los Pueblos/Naciones en la Amazonía peruana constituyen un proceso activo y potente, que se evidencia en experiencias cuyas referencias figuran en hipervínculos. Procesos con niveles de maduración, como los avanzados de los Wampis-GTANW, Awajun-GTAA, Achuar, Chapra; otras de nivel intermedio como las que impulsa CORPI en el nor oriente; como la de los Shawi, Kandozi, Kukama, Inka del Pastaza; y otras, como las de los Shipibo (Coshicox); y aquellas en etapa inicial, como los Ese Eja, Arakbut, Shiwilo y Matsiguenka. 

“Autonomía/autogobierno” como denominación actual y de las dos últimas décadas, pero que continúa y madura una aspiración antigua de dichos pueblos. Aspiración expresada en las intensas luchas territoriales e incluso, a modo de ilustración, en la experiencia del pueblo Matsés que en los años 70, evitó su partición en pedazos comunales y mantuvo su integridad colectiva como pueblo, en un solo gran título “comunal” (452,735 has) y mantenerla, afrontando diversas imposiciones estatales.

Es en este largo proceso, que se inscribe el 2do.encuentro del 6-7 octubre de 2023, entre AIDESEP y sus 9 organizaciones regionales asociadas (que articulan 109 federaciones y éstas a 2400 comunidades) junto con los gobiernos territoriales autónomos y la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), en el cual se profundizan acuerdos anteriores, y se adoptan tres resoluciones históricas referidas a la expansión de las autonomías a los 51 pueblos indígenas amazónicos, mediante la Minga por Territorialidad, Titularidad y Autogobiernos por Pueblos Indígenas, un plan de acción y articulación al respecto. 

Inter aprendizajes globales 

No se trata de un proceso aislado, “exótico” o “marginal”, sino que se extiende en el Abya Yala, África, Asia-Pacífico, y hasta en la Europa estado céntrica. La demanda y ejercicio de hecho (y también de derecho) de otro tipo de autoridad colectiva social no estatal, corre paralela ante la crisis de civilización, la catástrofe climática y la descomposición del estatalismo eurocéntrico. Son respuestas sociales, no solo rurales y avanza a las ciudades.

La Amazonía peruana está inserta en ese inter aprendizaje global de procesos autonómicos. Están las lecciones del reimpulso de ese camino, en los años 80-90 en el Ártico por parte del autogobierno de la Nación Inuit, demostrando su “viabilidad” en Groenlandia y Nunavut, ante estados “poderosos” como Dinamarca y Canadá, respectivamente. También el ejemplo de la reconstitución territorial y del gobierno, derecho y economía “propias” del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), en Colombia. La defensa indígena y gobierno autónomo de los Kaapor, ante la violencia de madereros y mineros, y la incapacidad estatal del Brasil para detenerlos. La innovación de los Purépecha de Cherán Keri, en Michoacán, erradicando mafias madereras y la corrupción “político-estatal” mediante el autocontrol territorial, cerrando el municipio y todos los partidos políticos, recuperando su estructura de autogobierno comunitario y de manejo del bosque, agua, educación, industria, y logrando que el gobierno los reconozca como autoridad local y les transfiera el presupuesto municipal. Por ello, la ONU señala como tema del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas (abril, 2024) la libre determinación y autogobiernos en el mundo, y el informe del ECOSOC para ese debate sustancial, sintetiza procesos y “principios rectores” para su implementación. Abarca incluso experiencias urbanas; a las que agregamos aquellas con población indígena o no,  de Acapatzingo en Ciudad de México, o la de Kitu Kara en Quito, Ecuador.

El racismo extractivista impulsa el autogobierno

La autonomía es intrínseca al orgullo cultural e historia de cada pueblo amazónico. Fue y es sometida a represiones y distracciones, pero sigue latente y emerge. Surge cuando el Estado desnaturaliza y frena la titulación comunitaria. Aumentó desde 1993 cuando la dictadura fujimorista eliminó los derechos constitucionales del carácter “inalienable e inembargable” de dichos territorios, y los siguientes gobiernos insisten en la dictadura extractivista con divisionismos y represión. 

Creció, al comprobar el arrinconamiento con el título comunal, dejando fuera, sus territorios ancestrales como “de libre disponibilidad”. Siguió, ante la frustración de las “reservas comunales” donde no se respeta su régimen especial. Aumentó, ante la violencia racista de Sendero Luminoso y el MRTA, obligando a emerger la defensa indígena autónoma. Explotó, ante la barbarie aprista del 2009 y su racismo del “perro del hortelano” que obligó al “Amazonazo indígena”. Sigue hoy ante la violencia extractivista de la madera, hidrocarburos, minería, monocultivos, narcotráfico, y la indignación ante los 30 defensores indígenas asesinados impunemente. 

El Estado peruano, con su opresión impulsa la autonomía y, con su descomposición, la aumenta, por su corrupción, abandono, represión e inutilidad. Si el Estado nación está en des-institucionalización y la colonialidad del poder racista se torna extrema, cada pueblo amazónico, a su ritmo y modo, va tomando decisiones de hacerse cargo de su sobrevivencia y sus selvas. Por ello, no es casual, que ante la agresión del extractivismo, con “consultas previas” pero sin consentimiento, las autonomías asumen que las decisiones al respecto la adoptan los Pueblo/Nación como autoridad colectiva y hacen respetar su derecho (Convenio 169 de la OIT, art. 7) de decidir y controlar su tipo de “desarrollo” basado en valor agregado de las selvas en pie, y se movilizan frente a la minería aurífera y la contaminación por hidrocarburos

Objetivo: Selvas y Pueblos para siempre, nada de secesionismo

Los objetivos de las autonomías, están basados en implementar normas como las de la Constitución (arts.3, 55, 88, 89, 149, 191), Tribunal Constitucional (sentencias N°1126-2011, N° 00906-2010), Convenio 169 OIT (arts.6, 7, 13, 14), Declaración de Naciones Unidas de Derechos de los Pueblos Indígenas, DNUDPI (arts.3, 4, 9, 26), jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (sentencias Awas Tingni del 31/08/2001, Pueblo Saramaka del 28/02/2007, Garífuna, Yakye Axa del 17/06/2005) y la  Declaración Americana sobre Derechos Indígenas (art. 25). 

Se trata del autogobierno interno, dentro de sus territorios, para la vigilancia, monitoreo, protección, defensa y manejo de ellos, para la existencia de selvas y pueblos a perpetuidad (Nación Wampís) y de acuerdo con la cultura, historia y procesos colectivos como pueblo. No tiene nada que ver con ninguna forma de separatismo o secesionismo, porque los pueblos indígenas han aceptado el art. 46 de la DNUDPI, de que “nada se interpretará para quebrantar o menoscabar la integridad territorial o la unidad política de los Estados”. 

El falso argumento de una supuesta secesión ocurre por ignorancia, desinformación, prejuicio o pretexto de algunos empresarios y tecnócratas estatales para la imposición represiva de la dictadura extractivista y sus impactos. Para mayor amplitud, el GTANW ha presentado un protocolo de relacionamiento con el Estado, en el cual se detalla, las relaciones de mutuo respeto, entre los ciudadanos peruanos wampis y el Estado peruano, en el marco constitucional y legislativo y la cooperación y construcción conjunta de políticas, planes y actividades.  

El autogobierno Kitu Kara, en Ecuador, superó los extremos del sometimiento a la agenda estatal o de apartarse completamente del mismo, y ha establecido su propia fórmula de “En, Con o Contra el Estado” , pero siempre desde su autogobierno territorial. Según las circunstancias, estarán trabajando dentro del Estado, en otras en conjunto y cuando sea requerido, actuarán en contra de lo que atente a sus derechos. 

Territorialidad, Titularidad y Autogobierno

El proceso autonómico es al ritmo de cada pueblo aunque pueden señalarse tres etapas. Parte por la recuperación de la memoria y saberes de la ocupación territorial ancestral, con las áreas tradicionales de población y migración, cementerios, cacería, pesca, recolección, que deben ser consensuados con la ocupación de otros pueblos colindantes. Se registran los poblados no indígenas, concesiones, áreas protegidas, para futuros protocolos de relacionamiento y respeto a la gobernanza indígena. Se construye un expediente de sustentación histórica, ecológica, jurídica y de mapas territoriales y de auto zonificación, el cual es notificado a las autoridades estatales, para ser respetado en la no admisión de operaciones extractivistas. Territorialidad integral ancestral, basado en los arts.13, 14 del Convenio 169-OIT con el derecho al territorio entendido como el “hábitat regional que los pueblos ocupan o utilizan de alguna otra manera” y a utilizar las tierras que no estén exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia”. Se amplían detalles en la experiencia de territorialidad wampis.

La personería o personalidad jurídica indígena, no ha respetado la institucionalidad colectiva propia de cada pueblo, sino que se le ha partido en personerías de múltiples pedazos comunales, y sometidas a los mismos procedimientos registrales de cualquier asociación civil. La alternativa es la apertura un libro especial en SUNARP de registro como “pueblos indígenas” sobre lo cual se avanzó con la ordenanza 014-2017 del Gobierno Regional de Loreto, que reconoció la existencia de 22 pueblos indígenas, y que aunque en el paso siguiente, fue bloqueada por el Ministerio de Cultura (MINCUL); sin embargo, esa ordenanza puede ser retomada en contextos futuros acompañada del proyecto de ley de las autonomías, para que el Estado cumpla con el respetar a los pueblos como “sujetos de derecho”.  

Se complementa con la construcción del Estatuto del autogobierno, como en los casos del GTANW y del GTAA, donde se sintetiza la historia de cada pueblo, cosmovisión, delimitación territorial, estructura de la autoridad colectiva,  regulaciones sobre bosques, biodiversidad, educación, salud y justicia propias, participación de los sabios, sabias, mujeres y jóvenes, la relación con los poblados no indígenas y áreas naturales protegidas estatales, entre otros. Prosigue en la adopción de resoluciones u “ordenanzas” del gobierno territorial de desarrollo estatutario y normativo. 

Autogobiernos, plurinacionalidad y descolonialidad del poder

Hay una relación estrecha entre las autonomías indígenas y los cambios en la sociedad y en el Estado “uni-nacional”. La territorialidad integral del suelo, subsuelo y vuelo forestal, junto con la personalidad jurídico-política colectiva del Pueblo/Nación indígena y el respeto a la autoridad colectiva social del autogobierno territorial, implican la admisión del Perú como sociedad plurinacional, y no solo pluricultural, y la transformación hacia un Estado Plurinacional. 

La experiencia de Bolivia, Ecuador, Venezuela, Canadá, Nueva Zelanda, entre otros, indica que inclusive no basta con constitucionalizarlo, porque la colonialidad del poder sigue oprimiendo, y la vigencia autonómica retorna a la capacidad del pueblo indígena para ejercer su autogobierno de “hecho” principalmente. Los autogobiernos territoriales (rurales y urbanos) aportarán a la descolonialidad del poder y saber, y ésta a su vez, tendría su impulso mayor en esas autonomías. Procesos que pueden ser reprimidos, desviados y hasta derrotados, pero llegaron para quedarse, emergerán siempre y no tienen vuelta atrás.

Roberto Espinoza

Sociólogo peruano, colaborador de organizaciones indígenas de la Amazonía sudamericana y miembro de la Red Descolonialidad y Autogobierno

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